jueves, 17 de abril de 2008

METHOD MAN & REDMAN: PUNK, PSICODELIA Y HIP-HOP


Ayer por la noche, una vez más, me acerqué a la Bristol Academy a ver un concierto. Tras un tiempo sin ver un concierto de rap, tenía especiales ganas y además, el de anoche era una espina que tenía clavada ya que a su paso por Madrid en los últimos años, no pude ir a ver ni a uno ni a otro. Method Man es uno de los mejores mc’s del mundo, miembro del Wu-Tang Clan, y ha sido, es o será el mc preferido de todo rapper que conozcas. Posee un flow y un estilo capaz de hacer que sea el tempo el que se adapta a su cadencia de rima y no al contrario. Versátil, divertido, poderoso. Por su lado Redman es uno de esos mc’s cuya voz es inconfundible, un abanderado del funk, un cachondo mental, un rapper real, uno de los mayores activistas en pro de la legalización de la marihuana junto a Cypress Hill y Busta Rhymes. Chuck D dijo de él que era ‘Jimi Hendrix de vuelta y con lengua’, y la descripción es acertadísima.

Mi acompañante esta vez fue Michael, mi colega sudafricano, con quien comparto gustos raperos y con quien esa misma mañana había ido al gimnasio a pegarle al saco un rato y a sudar saltando a la comba. Porque esa es otra de las novedades; he vuelto al cuadrilátero, y a pesar de un año sin calzarme los guantes, sigo en forma y mi zurda golpea poderosa como antes. Por cierto, las fotos de hoy son de Michael, hechas con el móvil, de ahí su mala calidad.

Llegamos al local y, para nuestra sorpresa, esta vez no nos cachearon. Siendo un concierto de rap y con la fama de gángster que tiene el público hip-hop, creíamos que las medidas de seguridad iban a ser extremas. Pero pasamos por el detector de metales y hasta la cocina.

En la entrada del evento ponía que se esperaban very special guests y nada más entrar vimos que en el escenario estaban Dj Vadim y Yarah Bravo animando al personal. Durante más de media hora estuvieron calentando motores y demostrando por qué son de lo mejor del rap británico.

Pero los protagonistas de la noche no tardaron en aparecer. Method Man y Redman salieron con mucha fuerza y nos lo dejaron claro; “All the energy that you give to us, we’ll give it back to you. So Bristol!! Make some fuckin’ noise!!!”. Y Bristol hizo ruido. Mucho ruido.

Y cumplieron con su palabra, demostraron con ímpetu y sin parar un solo momento porque son dos de los mejores. Se divertían, se ocupaban de que el público se lo pasase bien; trabajaron y sudaron mucho.

Les acompañaron los mc’s Ready Rock y Streetlife (habitual en los discos de Method Man y en los conciertos de los Wu-Tang) y dieron la talla todas las veces que intervinieron con sus rimas.

Hoy no hace falta que hable de los temas que tocaron. Los que conozcáis su discografía os los imaginaréis. No faltó ningún hit y además hubo sorpresas.

El concierto duró una hora y cuarto y no se me hizo corto. Hubiera estado un rato más, pero pienso que a veces esos conciertos maratonianos de cuatro horas acaban dejándote muy cansado y con ganas de marcharte antes de que empiece el artista más importante. De modo que por qué no iba a ser mejor así… Bueno, bien hecho, en su medida justa y todo el mundo feliz. Michael y yo bailamos, botamos, gritamos, cantamos y disfrutamos al máximo, y así todo el público.

Para mí fue como una vuelta a las raíces, como volver a la actitud punk. Y Method Man y Redman consiguieron que toda la sala se contagiase de esa actitud y esa diversión. Hicieron una fiesta en toda regla.

Y por eso, hoy he querido recordar qué es el hip-hop haciendo una definición un poco libre pero que representa bastante lo que es para mí y mucha otra gente el movimiento en cuestión.

Sea donde sea y sea cual sea, disfrutar de la música en vivo es uno de los grandes regalos que nos hemos hecho la humanidad.

 

Hip-Hop: Mueve tus caderas. La fiesta ha empezado. Fiesta en los guetos de Nueva York; en el Bronx, Queens, Harlem, Brooklyn. Revolución de sentimientos, sonidos, colores, razas, movimientos y rimas. Dos reproductores de vinilo y una mesa de mezclas, un maestro de ceremonias animando con un micrófono y un grupo de gente expresándose con cuerpo, mente y alma. El breakdance como evolución del electric boogie. Bailes imposibles, robóticos, desafiando la ley de la gravedad, espectáculo magnífico. El graffiti decorando y ensuciando los vagones de metro y muros de la ciudad, recordándole al alcalde y a la burguesía que no todo es bonito en la urbe, que ellos nacieron de la nada. Diciendo también en sus formas que las calles son escaparate y única salida para infinidad de jóvenes. Huyendo de las drogas y de la violencia, fomentando creatividad en la competición sana. Batallas por el territorio enfrentándose con el baile y la música como armas, en los lugares abandonados de los suburbios. El combate por la superficie a golpe de spray y aerosol. La técnica a los aparatos de reproducción llevada al extremo de equipararla a la destreza de los virtuosos de la guitarra. Consecución natural e inevitable del funk y el soul. La generación que creció con James Brown y Marvin Gaye, de vuelta y con actitud firme. Absorbiendo también todos los estilos musicales como ningún otro género lo ha podido hacer antes. Desde el reggae de Marley hasta el barroco de Bach, desde el metal de Slayer hasta el flamenco de Camarón. El rap como poderoso vehículo de expresión. La CNN de los barrios. Los poetas del siglo XXI. Con los Panteras Negras, con la resistencia en Palestina. Máxima expresión de la lucha contra el racismo. Extendido y llegado a todos los rincones del planeta, en este mundo globalizado. Con el respeto como bandera y contra el sexismo, a pesar de lo que digan los mass media. Manteniéndose libre y callejero, a pesar de que el sistema trate de absorber toda subcultura independiente e intente hacer negocio con ello. Hip-Hop como forma de vida, con estilo siempre, dignidad y ego. Con chulería y humildad, con solidaridad y gangsterismo, con los presos. Escúchalo, admíralo. Hip-Hop: la siempre crónica fiel de tu barrio.

PAZ