viernes, 7 de diciembre de 2007

EL CRUDO INVIERNO


Hola de nuevo. Ha pasado algo de tiempo desde la última entrada, y no es que no haya ocurrido nada interesante por Bristol desde el concierto de The Cinematic Orchestra, pero lo cierto es que no me apetecía escribir. Incluso ahora mismo podría hablar de muchas cosas; como poneros al día de lo acontecido desde hace semanas o de lo que opino sobre muchos de los hechos que son noticia a lo largo y ancho del globo, pero tampoco tengo especial interés en ello.

Aún así, siento la necesidad de cumplir con el compromiso en el que me embarqué cuando empecé ‘Bristol Links’ y seguir comunicándome con la gente, aunque desde hace tiempo sea casi de modo unidireccional. Por otro lado, bien es cierto que muchos de vosotros me habéis animado y pedido que siga escribiendo, así que voy a continuar haciéndolo aunque a veces me cueste, como me propuse al principio de esta aventura.

Desde hace unas semanas, la vida por aquí viene determinada por el clima y las horas de luz. Hace ya más de quince días que anochece a las cuatro de la tarde y, desde casi un mes atrás, llueve prácticamente todos los días. El otoño ha sido positivamente extraño, y la lluvia fue más bien escasa, pero, por el contrario, el invierno parece que va a ser duro. Mientras tanto, seguimos trabajando y yendo a clases de inglés, avanzando considerablemente el nivel.

El invierno. No sé por qué, pero inevitablemente, y por una cuestión de connotación político-social, dicha estación me trae siempre a la mente Europa del Este, concretamente el Bloque Soviético. Pienso en los años de comunismo tras la Segunda Guerra Mundial, en la Guerra Fría, e imagino esa época como un invierno constante. Como si durante todos esos años no hubiera habido primaveras o veranos. Sí, son otras latitudes y suele hacer más frío por allí, pero mi cabeza no puede evitar pensar en esos tiempos como un invierno infinito. Y es un pensamiento algo contradictorio porque tras la caída del telón de acero nos intentaron hacer creer que el socialismo había fracasado para siempre y que el fin de las ideologías había llegado de la mano del neoliberalismo. Algo falso que con el paso de los años se ha demostrado descabellado y falto de sentido. No cabe duda de que aquello fracasó y no pudo resistir más la tensión que el bloque de los aliados ejercía sobre ellos y que la URSS se destrozaba a sí misma convirtiéndose en un capitalismo de estado asfixiante y desfavorable para el pueblo ruso y los demás países situados en su área de influencia. Sí, aquello fue un invierno. Lejos quedaba ya la primavera bolchevique. Recuerdo que en la película Princesas, la protagonista Caye se preguntaba si se puede tener nostalgia de algo que no has vivido. Y yo creo que tengo nostalgia de la era soviética. Me apena y me atrae, me da frío también. "¿Quién nos devolverá el pasado?"

Tras esta reflexión he pensado en Cuba; ¿se puede comparar? Inmediatamente me he respondido: no. Amigos, aquellos es el Caribe, allí no hay invierno. 

Y según parece, en España vuelve a refrescar.

La estación del frío es más dura en Inglaterra que en los países mediterráneos, y se nota. Pero nos abrigamos y encendemos las luces. Las cosas van bien por aquí, aunque haga frío.

PAZ

15 comentarios:

Anónimo dijo...

SOLLL SOLLLLLLLLLLLLL



ijeijeiej k frio hom..... yo no tengo esa nostalhia! jajajaj espero k todo bien!!! vi algunas fotos de anselmo

veng o de ver a commmon... la bombaa!!! paz bro

Anónimo dijo...

Cada vez que miro el mapamundi me invade un pensamiento y es "joder, qué grande es Rusia...y qué miedo me da". uno, por el hijo de putin; dos porque son muchos y muy listos; tres, pq sobreviven a temperaturas bien extremas y claro, no se pasan el día por la calle sino cerc de la estufita en casa o en tascos dándole al vodka, ugando al ajedrez y makinando; cuatro pq si en tremenda extensión juntastodo lo anterior con su historia de conspiración y lo poco q sabes de ellos pq al que abre la boca más de la cuenta le funden un cargador entero en la cabeza....

pues eso, cuánto daño hacen las guerras y cuán profunda es la herida. El rencor pica mucho tiempo y hay demasiados países jodidos. Y más asesinos disfrazados de políticos.

La culpa de todo la tiene Yoko Ono

Si es que

Outsider dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Outsider dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Outsider dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Outsider dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Outsider dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Outsider dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Outsider dijo...

Hola chicos:

Soy Óscar. ¿Cómo va todo?
Hace muy poco que hablé contigo por teléfono y me pusiste al día de todo. Espero que las clases y el trabajo marchen bien. Para superar el crudo invierno, se me ocurre que utilicéis muchos arrumacos y achuchones(nada que no sepáis ya).
Yo llevo unos días en Barcelona con motivo del Primavera Club. Después de muchos años sin volver por la tierra que me vio crecer, el reencuentro ha sido muy especial para mí. Y la verdad que es irremediable pensar en ti, amigo, ya que en esta tierra nos hemos criado los dos aunque no coincidiéramos físicamente. Pero bueno, ya tendremos tiempo para disfrutar de todo esto juntos.
Por cierto, si me permitís un consejo musical, os animo a que escuchéis el nuevo disco de Thurston Moore(líder de Sonic Youth), "Trees Outside The Academy". Ha sido el concierto que cerraba la edición de este año.

En relación a la nostalgia...
"La tragedia del hombre es el lenguaje; y, paradójicamente, solo el lenguaje puede dar cuenta de la tragedia", Samuel Beckett. Así que sigue escribiendo.


La última cinta de Krapp


"No sabemos qué día está pasando o viendo pasar, o deseando que pase, el hombre que aparece sentado, cabizbajo, taciturno, ante una mesa vieja, de madera, gastada como él...
No sabemos qué lo ahoga, qué le pesa, qué le impide respirar. No sabemos nada de ese hombre que intenta comer dos plátanos, que camina a duras penas delante de esa mesa, en un paseo sin sentido, que viste una camisa rota por los años, sus años tal vez... unos pantalones sucios y un chaleco tan viejo, como él...
No sabemos qué espera ese hombre; no sabemos por qué tiene tanta prisa; no sabemos, quizá él sí lo sabe, qué hay detrás del último segundo de ese día.
Es el cumpleaños de Krapp (Rodolfo Cortizo). Nadie lo ha felicitado... tengo la impresión de que ha estado encerrado en esa casa, en sí mismo, demasiado tiempo. Me da la sensación de que ha vivido sin hablar con nadie muchos años... muchos cumpleaños.
... Sus “yos” pasados, vuelven a ser la tarta de una fiesta triste; llena de posibilidades perdidas, de remordimientos tramposos, de una felicidad vengativa y dolorosa, de errores pequeños y esquivos, de adioses que regresan para apagar las velas de una tarta amarga... tan amarga como su propia voz.
Krapp dialoga con aquél que, treinta años atrás cumplía años, ese mismo día. Dialoga con la voz que, en esa fecha, quedaba grabada en un magnetófono mudo y testigo, de la última oportunidad, que ese ser autosuficiente y engreído, tenía para ser feliz, para amar, para ser amado... se sobrestimó y la dejó escapar... ¿qué es la felicidad y el amor, al fin y al cabo? Se prohibió a sí mismo la melancolía, la nostalgia del pasado, de ese pasado; la capacidad para admitir su error, su prepotencia, su ego vanidoso... se prohibió la posibilidad de una felicidad perdida en unos treinta y nueve años volátiles, saciados de superficialidad.
Pero los “yos” pasados configuran nuestro ser presente. Los ayeres bebidos de un modo ansioso e irreflexivo surgen en nuestro ahora, como sombras pegadas a nuestros pies.
Es peligroso jugar con los adverbios... la relatividad de un absoluto, puede hacer de nuestro hoy, un mañana inexistente.
Krapp escucha, ríe, sonríe con las palabras de esa voz de treinta y nueve años. Huye de la poesía, del amor que despreció una vez... al que renunció una vez, al que sigue renunciando cada vez, con menos fuerza.
“Hubiera podido ser feliz, podríamos haber sido felices...” piensa, dice, mientras su pasado, encerrado en una cinta, afirma que jamás se lamentará de haber renunciado a esa felicidad, a ese amor, a esa vida... su vida...
Mientras tanto el silencio y la oscuridad abrazan esa casa y a ese hombre... que sonríe con tristeza, con sumisión y con cierta condescendencia... mientras tanto, el silencio y la oscuridad abrazan al espectador que, también, sonríe, que también comprende, que también cumple años y que también tiene un pasado de renuncias, de miedos, de oportunidades perdidas, de indecisiones y... de vida.
Rodolfo Cortizo es Krapp en este monólogo-diálogo sencillo y, a un tiempo, tremendamente complicado. El peso que ese ser atormentado lleva en sí, las voces que viven en su voz, en su respiración, en su paso cansado, en su forma de mirar, insistente, el reloj, en su huida hacia una botella de licor que nunca vemos, pero oímos, nos lo acerca con el gesto, con los ademanes, con la veracidad de ser él, esa persona que cumple años una vez más... y, una vez más, en la más absoluta soledad y silencio.
Tenemos la impresión de que ese cumplir años no es un motivo de felicidad, de alegría y de vida. Un año más, es un tiempo precioso que se ha perdido, una risa que hemos dejado de emitir por miedo, unos besos que hemos dejado de dar por egoísmo, una mirada que hemos esquivado porque creemos ser lo bastante fuertes como para caminar por el mundo solos, sin nadie en nuestro entorno... con alguien a quien despreciamos... ¿Por qué seguir perdiendo oportunidades. Por qué seguir diciendo adiós cada año y no decirlos todos de una vez?
Krapp, Rodolfo Cortizo, graba una última cinta, en su último cumpleaños, dejándonos con la incertidumbre de si cada año vivido es un nuevo y definitivo adiós".

Cuidaros mucho.

Anónimo dijo...

Buenas hermano. Me alegro de que todo vaya bien por Bristol. La verdad es que sí que refresca por los madriles. Respecto a tu pregunta sobre si se puede o no sentir nostalgia por algo que no se ha vivido, querido amigo, yo pienso que sí es posible. ¿Podemos soñar, no? Los sueños engendran sensaciones, y los recuerdos las evocan. En fin, que la nostalgia está a la orden del día. Fíjate en Novalis... añorando su flor azul. Me identifico un poco con el, la verdad.

Hoy por hoy, me siento perdido en la inmensa Rusia… Joder, hace que me encuentre tan solo... en medio de la interminable nada, mientras el frío se apodera de mi; preso del invierno. Por suerte, siempre guardo en mi cuarto una caja de música, y cuando la estancia se vuelve gélida, me siento, la abro, cierro los ojos y toco. Me imagino una playa de cielo rojizo, y arena blanca. La orilla está rodeada, a pocos metros de las aguas cristalinas, por una densa masa de palmeras que dan comienzo a lo que parece una selva, aunque nunca me he atrevido a entrar. A pie de playa, tengo una pequeña casa con un muelle, en el que un barquito descansa plácidamente en la tranquilidad del mar. Si… una preciosa casita de madera que se eleva por encima del agua gracias a unos pilotes que la sostienen. Sale humo de la chimenea, y se ven luces encendidas dentro, porque alguien está esperándome. El sol se esconde poco a poco y con él, los últimos matices cobrizos y magentas del cielo. Pero ese momento es aun mejor, porque miles de estrellas comienzan a brillar temerosas, envuelto ya por la más cálida oscuridad. De repente, algo va mal. Abro los ojos; la música ha terminado. Miro a un lado… al otro... Vuelta a la realidad, a la angustia del frío más punzante. No me agrada lo que veo, lo detesto, de modo que mis manos retoman la partitura. Y así ando, refugiado en mi solitario mundo de armonía. A veces, Siberia no está más lejos que de aquí a la puerta. Y me temo amigo, que no estoy en mi mejor momento… Pero sé que todas las estaciones pasan, solo confío en que este invierno acabe pronto.

Espero que todo continúe igual de bien por Bristol. Mucho ánimo, y sigue escribiendo. Yo intentaré responder más a menudo jeje.

Un abrazo y abrigaros bien.

Anónimo dijo...

La nostalgia es la pena por la ausencia o por el recuerdo. (según el diccionario), pero seguro que también es la pérdida de una ilusión.
Cuando se pierden tantas al cabo de la vida uno se hace callo o se hace ciego.
Pero siempre, por un resquicio, se sigue viendo que la solución eres tú mismo, ni las hoces, ni las hostias...

Anónimo dijo...

A mí lo que me produce frío no es el que hace por los madriles, que no es para tanto y, en cualquier caso, no es ni comparable al frío ruso, sino el principio de tu último post. Se intuye un poco de cansancio y un mucho de reproche a los que no hacemos comentarios a tus entradas. Entono el mea culpa y me parece comprensible y legítimo que te sientas así, pero no desfallezcas, sigue adelante, y nunca, nunca, pienses que te hemos dejado solo. La comunicación escrita podrá ser más o menos unidireccional, pero el cariño fluye en ambas direcciones, de eso puedes estar seguro. Y queremos que nos sigas contando cosas de tu vida en Bristol, con Paula, a la que estamos deseando conocer. Ponnos al día, por favor, no nos castigues. Venga, queremos otra entrada rápidamente.

pjdfp dijo...

La verdad es que ninguna de las naciones de las islas británicas es la alegría de la huerta. Pero... Venga, venga!! Menos nostalgia. Que en verano en UK amanece super pronto (siempre y cuando las nuves no den por saco) y se está más fresquito, que tanto calor y tanto sol es un coñazo que te cagas. Ayer en manga corta por barna sin saber que hacer con la chaqueta y el jersey. Un poco de nieve siusplau!! Y ya sabes si quieres combinar el solecito con inglés siempre te quedará California o Queensland.
Por cierto, recuerda que dentro de cuatro días te vas a visitar la cuna de la civilización mediterranea. Yo tengo más nostalgía de los juegos olímpicos de la Grecia clásica y del nectar de ambrosia que bebían los dioses del olimpo de Asterix y Obelix.
Hasta pronto!!

Anónimo dijo...

Bueno, amigo, se te nota bien raro en esta actualización, aunque parece que sólo es respecto al blog y a la gente que postea/NonPostea. Ya sabes que pienso que sin duda nacemos solos y solos nos vamos y en algunas situaciones te das cuenta de que sólo tenemos el reflejo del espejo y la gente que de una forma u otra decide compartir contigo partes de ese reflejo. A veces más, a veces menos. Tampoco hay que quejarse.

Ya sabes que me alegro muchísimo de haber compartido contigo y con Paula esos 8 días. Y por lo que leo, elegí la época adecuada joder!! si iba en pantalón corto por Bristol y no nos llovió ningún día!!!!! jejejeje

un abrazo broda, ánimo y dale duro al inglés. Actitud almogaver en la pérfida Albión ;-)

PAZ!!

Anónimo dijo...

se me olvidaba decirte que estoy subiendo/comentando las fotos de Bristol en mi fotolog, por si deseas pasarte:

http://www.fotolog.com/alexogianella

y... lo dicho. Un abrazo grande man