miércoles, 10 de octubre de 2007

CUBA: DIARIO DE VIAJE. DÍAS 1 Y 2

De vuelta a Britsol desde hace unos días, me dispongo a dedicar varias entradas del blog sobre el viaje a Cuba. Concretamente, serán siete días seguidos en los que contaré dos días de viaje por entrada, excepto la última, en la que habrá tres días. Además, cada día habrá un tema de reflexión, curiosidad o elemento anecdótico relacionado con las vivencias del viaje.
Antes de empezar, deciros que en Bristol todo está en su sitio y que empieza a hacer algo de frío y a caer la lluvia inglesa. Yo he vuelto al curro y Paula anda buscando algo fijo y definitivo después de haber currado un montón con la agencia las semanas antes de irnos de viaje. En el restaurante hay muchas caras nuevas entre los empleados. Los tres musulmanes, con el tema del Ramadán, andan algo cansados mientras hay luz, pero en cuanto se pone el sol ellos se ponen las botas a comer y beber. Hay bastante trabajo, pero se lleva bien.
Las clases de inglés empiezan este mismo miércoles, y la verdad es que tenemos muchas ganas. Tanto por aprender como por conocer a gente que esté en nuestra misma situación y hacer colegas en la ciudad.
El domingo estuvo Manu Chao y su banda 'Radio Bemba Sound System' en la Carling Bristol Academy y, a pesar de que las entradas estaban agotadas desde hace semanas y de que en la puerta del concierto había un montón de gente en la misma situación que nosotros, un servidor, que es un perro viejo en esto de ir a conciertos sin entrada, consiguió dos tickets para Paula y para mí en menos de una hora. Disfrutamos el concierto un montón, así que al final se quedó una buena noche, teniendo en cuenta que los Pumas argentinos están en semifinales del mundial de Rugby.

Por último y antes de empezar, quiero mandar un saludo a mi amigo Óscar quien, tras dos años en Londres, ha vuelto a Madrid a enfrentarse a nuevas realidades, retos, y a continuar el viaje. Mucho ánimo y un gran ¡hurra! por él ya que una vez más ha decidido arriesgar por algo distinto.

Ahora sí, os llevo de viaje por Cuba.

-Domingo 16 de septiembre de 2007. Día 1 del viaje: Londres-París-La Habana

Nos dormimos a las 2:00 de la madrugada ultimando los preparativos y cerciorándonos de la forma de llegar al aeropuerto de Heathrow (Londres) un domingo por la mañana. Lamentablemente el metro no funciona hasta las siete y tendremos que coger un par de autobuses (que al final serán tres), para llegar allí.
A las 5:00 de la madrugada suena el despertador. Ducha y a la calle. A las 7:30 estamos en el aeropuerto.
A las 9:15 despegamos de Londres en dirección a París (aeropuerto de Charles De Gaulle), aterrizamos a las 11.30.
El vuelo a La Habana está previsto para las 13:50 pero salimos con más de una hora de retraso. Nos esperan nueve horas de vuelo llenas de ilusión, cansancio y comida pasable. Proyectan Mr.Bean 2 (cuando era pequeño jamás me dí cuenta de lo malo que es este tío) y Spiderman 3 (la película más mala de la historia). Es curioso ver las películas de habla inglesa dobladas al castellano con acento sudamericano.
17:35. Llegamos puntuales a La Habana. Pasamos el control de pasaportes y visados y aún tenemos que pasar otro de seguridad en el que todo a todo el mundo le pita la puerta del detector de metales. Esperando las maletas se puede fumar y se nota el calor y la pachorra caribeña; tardan un montón.
Salimos y ya comienza el acoso al turista del cual no nos libraremos hasta dentro de dos semanas, cuando nos vayamos.
Obviamente necesitamos un taxi, pero antes tenemos que cambiar dinero, sin embargo el tipo al que le hemos dicho que sí, que cogíamos su taxi, no nos pierde de vista y en cuanto terminamos con lo del dinero nos lleva al taxi.
El trayecto hasta la casa particular en la que nos vamos a alojar es impresionante. Por nuestra mente pasan un montón de cosas y nos advertimos mutua y constantemente con un “¡mira!” que muestra nuestra sorpresa por tantas cosas distintas; los coches, las viviendas, la gente, la vegetación, los carteles de propaganda… Piensas en que estás en El Caribe, en otro mundo donde las cosas son completamente distintas a como las habías visto hasta el momento y en un país con un sistema socialista que además sufre un bloqueo por parte de la mayor potencia mundial; Estados Unidos. Y todo eso te da bofetadas en la mente a cada metro que avanza el taxi.
El sistema de alojamiento de 'casas particulares' es legal en Cuba desde hace unos años. Se trata de casas que tienen licencia para arrendar a turistas que no tienen tanto dinero como para ir a un hotel, o que quieren acercarse a la vida cubana de un modo más natural e interactivo. Nuestra ‘casa particular’ está en el barrio de Habana Vieja. La primera sensación es la de que estamos en un gueto. Ríete tú del Bronx. La gente está en la calle, jugando al dominó, al fútbol, con los bafles enfocados a la calle y reventando el reggaeton, la salsa y el mambo. Sin embargo se ve seguro, no tienes la sensación de estar en un lugar peligroso. Hace un calor al que nos costará acostumbrarnos.


La casa de Maritza y Ramón es una casa colonial azul, en el número 115 de la calle Luz, con un salón enorme y un patio fresco, somos bien recibidos.
Tras dejar las cosas y charlar un rato con los dueños, nos vamos a cenar y a dar una vuelta. La Plaza Vieja está a dos minutos de casa y allí hay un lugar donde fabrican la cerveza de modo casero. Nos sentamos y disfrutamos de las cañas y de los tríos o quintetos de salsa que van tocando cada veinte minutos. Cenamos camarones y pollo, cae el primer mojito.


Damos una vuelta que nos lleva hasta El Malecón, donde hay un montón de gente sentada y disfrutando de la noche. Allí hablamos con un chico llamado Jesús quien, junto a su mujer, nos hace un montón de preguntas y nos propone bebernos una botella de ron en ‘el sofá de La Habana' (así llaman ellos al Malecón). La propuesta es tentadora y Jesús parece majo, pero sufrimos jet lag y estamos reventados.
A las 22:00 estamos dispuestos a dormir.

-Lunes 17 de septiembre de 2007. Día 2 del viaje: La Habana (Playas del Este)

Nos levantamos a las 8:00 dispuestos a patear la ciudad. Podemos observar el barrio y su vida diaria. Las calles están mojadas por el agua que echa la gente de sus casas para limpiar las aceras y ahuyentar los malos olores, la calzada llena de socavones hace que los pocos coches que circulan por ella vayan a 10km por hora y haciendo eses. Mucha gente arriba y abajo y algunos niños con el clásico uniforme cubano que llegan tarde al colegio.
Iniciamos un paseo que nos llevará hasta el Capitolio, copia exacta del de Washington, aunque unos centímetros más grande. Al reemprender el camino sufrimos el primer (y último) engaño por parte de los jineteros. Al darnos cuenta, indignados, caminaremos con pies de plomo durante todo el viaje en referencia a este tema.
Seguimos caminando hasta llegar al Malecón y lo recorremos durante un buen rato. Una vez llegados al Castillo de la Real Fuerza, nos sentamos a definir alguno de los detalles de lo que será nuestro viaje por la isla que comienza mañana mismo. Decidimos ir directamente a Cienfuegos, de modo que nos acercamos hasta la estación de autobuses, la cual está a una hora de paseo bajo un sol abrasador y con una humedad del 90%. Sofocante.


Una vez comprados los billetes nos vamos, esta vez en taxi, hasta el barrio. Los taxis más baratos son los Lada, famosa marca de coches soviética que en tiempos de la URSS vendió muchos ejemplares a Cuba.
Ya en casa decidimos ir a las Playas del Este. Para ello hay que coger un autobús que cuesta 40 céntimos de peso cubano, lo cual es algo irrisorio. El bus debe de tener 40 años, es lento y va repleto de gente hasta el punto de que hasta los propios cubanos (habituados a desplazarse en esas condiciones), se quejan. Los únicos no cubanos somos nosotros dos.
La tarde pasa tranquila entre agua esmeralda, arena fina y palmeras con cocos. Comemos algo en un chiringuito de la playa y antes de anochecer volvemos a casa. Al día siguiente nos tenemos que levantar muy pronto para ir hacia Cienfuegos, de modo que una vez en casa damos una pequeña vuelta para cenar algo digno de olvidar e irnos a dormir sobre las 24:00.

Tema de hoy: Jineteros
Dícese del cubano que se monta en la chepa de los turistas como si de caballos se tratase. Su trabajo es vivir del turista de un modo que llegue a ser aceptado por el propio extranjero. Tienen una técnica depurada que consiste en preguntarte de dónde eres, si tienes hora o fuego, o que si te gusta el rap, si tu apariencia da pie a ello. Siempre saben algo de todo, lo suficiente para que la conversación siga su curso. De ahí, pasan a ofrecerte puros habanos, o acompañarte a los lugares más underground de la ciudad, o a un festival de música cubana que empieza “ahora mismo” y que tras tomar un mojito con ellos (que por supuesto pagas), “no empieza hasta las cuatro”. Así funciona. En otros lugares no dan tanto rodeo y te ofrecen las cosas a grito pelao. Es la forma que tienen ellos de conseguir algo extra, es su trabajo. Como he dicho antes, la primera vez caes, pero es la última, y un “no necesitamos nada, gracias” en cuanto te preguntan de dónde eres, resulta tajante. Te dejan en paz y van a por otros. El problema que esto tiene es que cada vez que un cubano va a hablar contigo piensas que es un jinetero. Sin embargo no es así. Muchos de ellos sólo quieren hablar contigo un rato, intercambiar opiniones y experiencias y eso es sensacional. Pero claro, tú no lo sabes e intentas quitártelo de encima, y es posible que ese cubano humilde se ofenda por tu reacción cortante.
Incluso los propios jineteros pueden servir de ayuda, y una buena forma de evitarlos es ir siempre con uno, ya que los demás saben que tú no eres ‘su negocio’ si no el de quien te acompaña. Aunque nosotros no hicimos nunca eso.
También hay otro tipo de jineteros los cuales son menos honrados y se hacen pasar por pobres. Te piden jabón, perfume, maquillaje, ropa y cualquier otra cosa. Dicen que piden porque lo necesitan, sin embargo los propios cubanos te advierten de que mienten y que piden para hacer negocio. Es otro modo de conseguir lo mismo, pero es algo más feo. Lo que está claro es que según parece no tienen carencia de todo lo que piden, si no que lo piden para revenderlo y conseguir ese extra que todos buscan.
En resumen; son un coñazo, pueden llegar a desesperar, pero pensándolo fríamente, sabes que es algo normal y que es su modo de salir adelante, porque con un trabajo de médico o cocinero no se llega a fin de mes.

Hasta aquí por hoy, mañana dos días y una reflexión más.

PAZ

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que envidia dais! tengo ganas de ir a Cuba, además parece que ahora es un momento historico, y que va a empezar a cambiar la vida del país no? como está el ambientillo con lo de Fidel? bueno ya nos irás contando, yo me voy mañana a Vietnam, eso de escribir no se me da nada bien (parece mentira cuando tengo que escribir artículos científicos todo el rato) así que aunque me encantaría, no sería capaz de escribir un blog de estos (nunca se me dio bien eso de los diarios)intentaré escribir algún mail para contaros como está el ambientillo por el sudeste asiático.
Besos
Ana (anaalastruey@hotmail.com)

pjdfp dijo...

Me alegra tener noticias vuestras después de tanto tiempo.
Yo ya no me acordaba de lo pesados que eran los jineteros, aunque yo les llamaba moscardones. Lástima que no salgan las fotos.
Bueno, ya me las enseñaras en Bristol, vamos el 25 de octubre. Al menos yo.
Nos vemos.

Anónimo dijo...

por fín noticias de Cuba, en estos días que se conmemora la muerte-asesinato del Che, te da para pensar la injusticia de su precoz desaparición y la persistencia de una vida cansina y plasta hasta lo mas, del gran petardo Fidel, albergaba la ilusión de que te encontraras allí en el momento de su muerte y nos hubieras hecho un buen reportaje...
De todas formas que curioso, que compleja la situación y la sociedad cubana...

Anónimo dijo...

hey javi,soy Carlo.Me has creado muchísima curiosidad e interés por este viaje tan apasionante que estás contando.espero la entrada de mañana.un abrazo.

Anónimo dijo...

OK las fotos. Chulas