lunes, 15 de octubre de 2007

CUBA: DIARIO DE VIAJE. DÍAS 9 Y 10


-Lunes 24 de septiembre de 2007. Día 9 del viaje: Cañadón-Playa Esmeralda-Villa Maguana-Baracoa

Nos despertamos a las 8:30 para ir a la playa antes de coger el coche y continuar camino. En lugar de volver a Guardalavaca otra vez, decidimos ir a Playa Esmeralda, a cuatro kilómetros. La señora que llevamos ayer en el coche desde Holguín, nos la recomendó, de modo que llegamos allí a las 9:40.
La señora tenía razón; es la playa más preciosa en la que hemos estado. El color del agua, la situación geográfica respecto a la costa, el color de la arena… todo es cómo lo habíamos imaginado o visto en la tele.
Alquilamos un patinete durante media hora y damos una vuelta. A más de cien metros de la playa nos damos un baño, y seguimos avanzando hasta una barrera de coral que podemos observar sin problemas desde el patín, pues el agua es transparente.
Seguimos bañándonos y disfrutando hasta las 12:30, hay que irse pero no queremos. El destino de hoy es Baracoa, el que según dicen es uno de los lugares más misteriosos de Cuba.
Comenzamos un viaje que, a priori, no debe llevarnos más de tres horas pero que debido al mal estado de la carretera en muchos tramos, será mucho más largo. Hay zonas en las que los socavones tienen una profundidad de casi un metro y una extensión de dos metros cuadrados. Tengo que meter primera y sortearlos como buenamente puedo. Hay zonas en las que la carretera se convierte en un camino de piedras y eso ralentiza mucho el ritmo.
Sobre las 15:00 pasamos por Moa, ya queda poco, pero el camino es malísimo. Sin embargo, a medida que nos vamos acercando a Baracoa, nos adentramos en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, un lugar con una vegetación espectacular, con ríos caudalosos que desembocan en la costa. La sensación de estar absolutamente inmersos en la naturaleza sólo nos la quita levemente el coche. Paramos a comer un sandwich y a tomar un daiquiri sensacionalmente preparado en la playa de Villa Maguana. Nos damos un baño tranquilo y relajante y seguimos camino hasta Baracoa.
Entre una cosa y otra, son las 17:00 y hemos llegado cansados, pero al menos ha valido la pena. Baracoa tiene mucho encanto y es un lugar acogedor. Salimos a dar una vuelta y se pone a llover. Nos resguardamos en un chiringuito al frente del Malecón a tomar una cerveza y hablamos largo y tendido con un par de oriundos.


Cuando escampa decidimos ir a cenar a un ‘Paladar’. Los paladares vienen a ser lo mismo que las casas particulares pero haciendo la labor de restaurante. Se va a casa de alguien, que tiene el salón como un comedor de restaurante, y pides la comida casera. Elegimos camarones con salsa de coco y cordero. La salsa de coco está excelente. Hablo con mis padres por teléfono; están en Nueva York y me cuentan que están alojados en el mismo hotel que Bush y que hay unas medidas de seguridad extremas. Les digo que si se lo encuentran en el ascensor le suelten un ‘’Socialismo o muerte’. Hay cumbre de la ONU y toda Nueva York está plagada de policía.
Damos una vuelta y caemos en La Casa de la Música. Suena la salsa y tomamos un mojito.
Nos vamos para casa y a eso de las 24:00 nos dormimos; mañana es el último día de coche y hay que entregarlo a las 13:30 en Santiago de Cuba.
Por la noche llueve muchísimo y suenan unos truenos que hacen despertarnos más de una vez pensando que han puesto una bomba. Jamás había oído algo así.

-Martes 25 de septiembre de 2007. Día 10 del viaje: Baracoa-Santiago de Cuba

Antes de las 8:00 ya estamos en la carretera. Nada más salir de Baracoa, antes de llegar a la costa sur y tomar la carretera que lleva hasta Guantánamo, hay que atravesar “La Farola”. Se trata de un sistema montañoso cuya carretera está en muy buen estado pero que, como cualquiera que sube unas montañas, está llena de curvas cerradas en las que hay que ir con mucho cuidado. Por fortuna hace un día soleado y no hay problemas de visibilidad o de piso mojado. Paramos en un mirador para deleitarnos con las vistas y seguimos camino. La carretera que nos lleva por la costa también deja ver un paisaje bonito y, a medida que nos acercamos a la Bahía de Guantánamo, podemos sintonizar la radio americana que emite desde la base naval.
Desafortunadamente, el Mirador de Malones está cerrado. Ir allí es la única forma de acercarse oficialmente a la base naval de Estados Unidos. De nada sirve presentarse en el puesto de control cubano y decir que te quieres hacer una foto en la puerta de la base norteamericana haciendo un corte de mangas. Lástima; queríamos esa foto.
Seguimos camino sin parar en Guantánamo y llegamos a Santiago de Cuba sobre las 12:00. Hace un calor infernal. Encontramos una casa muy grande con una habitación enorme y una terracita para los dos. Nos quedaremos por dos días antes de volver a La Habana.
Tras devolver el coche, el cual nos ha supuesto un problema a nivel económico por un error de los empleados que nos alquilaron en Cienfuegos, y armarnos de paciencia al respecto, decidimos ver la ciudad.
Damos una buena vuelta y comemos en un lugar muy bonito donde la comida es pasable. Después vamos a La Taberna del Ron a refrescarnos y tomar un par de cócteles preparados por un maestro coctelero. Seguimos andando y pasamos por el mirador de Velázquez y llegamos hasta el Parque Céspedes, seguimos caminando por varias calles y llegamos a una librería antigua con libros de hace un montón de años donde compramos algo de literatura revolucionaria.
El calor es sofocante y decidimos ir un rato a casa. Compramos un ron oscuro llamado Caney, el cual es el que originariamente fue el famoso Bacardi, pues usan su misma fórmula y tienen la patente, pero al ser Bacardi un exiliado anti-castrista, dejó de fabricar el ron oscuro. Con limón y mucho hielo está muy rico.
Salimos a cenar, los jineteros en esta ciudad son especialmente plastas y tras varios días de viajar por lugares donde nadie nos agobiaba, nos acaban cansando bastante. Nos los quitamos de encima como podemos. Cenamos en un restaurante de la Plaza Dolores y comemos una parrillada marina y otra de carne. Están muy buenas, pero el concepto de parrillada no es el mismo que el que tenemos en España.
Vamos a casa y tomamos un Caney mientras repasamos la guía para planificar el día siguiente.


Tema de hoy: Seguridad vial y conducción por Cuba
Conducir por Cuba ha sido una de las experiencias más estresantes al volante de un coche. Al fin y al cabo, es una experiencia inolvidable por muchos aspectos. Por que la seguridad vial allí no existe y por que las carreteras o autopistas son impredecibles.
Cuando la Revolución cubana comenzó a cooperar con la URSS, ésta hizo lo mismo con Cuba y se comprometió a construir una red de carreteras y autopistas que se quedó, en muchos de los casos, a medias. Esto fue debido a la caída del Telón de Acero y a que la URSS tampoco tenía nada que darle a su pueblo como para ir construyendo carreteras en otros países. De modo que desde entonces, las carreteras siguen como las dejaron. Algunos tramos están sin acabar y te encuentras con que deja de haber asfalto y se convierte en camino de piedras durante unos kilómetros. Por supuesto, la manutención de las carreteras es nula, así como las líneas que separan los carriles o la señalización (muy escasa). Todo quedó sin terminar y además, el uso y los agentes meteorológicos han deteriorado considerablemente las vías. Hay socavones enormes, maleza, o simplemente; las vías están sin terminar de construir, como ocurre con la autopista nacional u otras carreteras regionales.
En Cuba, uno de cada veinticinco habitantes tiene coche, mientras que en países como Inglaterra es a razón de coche cada cuatro personas. Por supuesto, la mayoría de gente que tiene coche vive en ciudades, de modo que por las carreteras sólo te cruzas con otros turistas con coche alquilado y muy pocos coches. La gente se mueve en camión, guaguas (así se llaman los buses), o carros tirados por caballos o bueyes. Es muy rudimentario, pero así funciona.
En todos los pueblos y cruces de carreteras importantes hay gente haciendo dedo, y hay unos funcionarios del gobierno llamados ‘amarillos’, que se encargan de organizar los viajes de la gente. Preguntan a la gente a dónde van y los coches cubanos, carros y camiones, están obligados a parar y recoger a la gente que vaya en su dirección. Luego les pagan algo de dinero y se acabó. Los turistas no tienen la obligación de parar, pero pueden hacerlo si quieren. Siempre es una experiencia recoger a alguien, además de hacerles un favor, puedes tener una charla agradable con ellos y te contarán cosas que no vienen en tus guías.
A la hora de conducir hay que tener especial cuidado al adelantar o al cruzarse con cualquier otro vehículo, pues tienen la costumbre de conducir por el medio de la calzada sin importarles los otros coches. Dar las largas y pitar suele servir, aunque es desesperante estar constantemente haciéndolo.
Si conducir ya de por sí cansa, imaginaros hacerlo por un lugar como Cuba con todos esos factores en tu contra. Sólo te salva la recompensa de moverte libremente y de llegar a lugares a los que ningún grupo turístico llega.

Mañana más y mejor.

PAZ

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando acabes el diario cubano debieras publicarnos un recetereaio de cocteles, cubatas daikiris, mojitos etc... ¡que sed da Cuba hermano¡¡¡¡

Anónimo dijo...

el espectaculo de NY con Bush y 20 jefes de estado más y sus séquitos fué alucinante, sino fuera porque la actividad de la ciudad y sus gentes supera todo lo imaginable, en los alrrededores del Waldorf parecia estar sucediendo los prolegómenos de un macro- entierro , cientos de monovulúmenes enormes negros, lustradísimo con sus placas del Gobierno de EE UU invadían media ciudad en una ocasión a media mañana mientras paseabamos toda la turistada por la Quinta Av.se atravesaron tres de ellos y bajaron unos cuantos Rambos de negro riguruso y unas ametralladoras que yo pensaba que solo existian en las películas, lejos de acongojar, todo lo contrario hicimos corrillos para ver el espectaculo, los turistas se acercaban con sus cámaras hacer fotos y los neoyorquinos pasaban olimpicamente del tema con caras de "tíos esta pelicula ya la hemos visto"...
A la puerta de los hoteles incluso en el Waldorf en el que se alojaba tambien un dictador africano, había gente manifestándose pacifica pero muy obstensiblemente, con pancartas más que elocuentes, esto dice mucho y a favor de los americanos, creo que al menos en España los hubieran apartado a gran distancia ... tienen un punto estos yankis que no acabo de entender les critico y les admiro, quizas sea lo justo...

pjdfp dijo...

Tres incisos:
1- Cuantos cubatas te fotiste??
2- Yo creo que es la vez que más veces seguidas has debido de madrugar in your life desde que ibas a EGB.
3- Lo de las carreteras se solucionará con un par de buenos peajes.

Anónimo dijo...

¡¡mm blogspot ya!! ¡¡Queda claro de dónde procede vuestra buena pluma!! ¡¡besos a todos!!

Anónimo dijo...

Besos Alba

Anónimo dijo...

Cuando finiquite Fidel, me da que van a entrar las empresas de construcción y de infraestructuras a saco...